El hombre ha cultivado el guisante desde muy antiguo, habiéndose encontrado restos carbonizados de semillas en asentamientos neolíticos (7.000 a.C). Su uso en Europa es relativamente reciente, habiendo sido introducido desde Palestina o Egipto en las zonas orientales europeas del mediterráneo, área que es considerada como su principal centro de diversificación. No obstante, es muy antiguo su uso en los pueblos de la India, de donde fueron introducidos en China. Hasta el siglo XVI el guisante se utilizó como grano seco y como forraje, y a partir de entonces comenzó a usarse el grano fresco.
El guisante es una legumbre con un contenido en agua relativamente bajo en comparación con otras hortalizas (79%). Su contenido en hidratos de carbono es muy considerable (13,1%), siendo muy destacable su contenido en fibra (5,1%). Contiene una cantidad importante de proteínas 5,9% y cantidades casi inapreciables de grasa (0,5%).